S09-06 37

¿Por qué se venden tan mal las Humanidades?

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Ramón de Rubinat ParelladaUniversidad de Lérida

Enfoque

Introducción

Desde Petrarca y los Studia humanitatis, pasando por Michel de Montaigne, Erasmo de Róterdam y Stefan Zweig, hasta llegar a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y a nuestro presente, la cuestión de qué cosa son las Humanidades, para qué sirven y, en consecuencia, cómo deben promocionarse, ha tenido muy distintas aproximaciones. En esta ponencia vamos a revisar una que, a nuestro entender, resulta paradigmática de lo que habitualmente se hace para vender las Humanidades.

Objetivos

Poner de manifiesto que, si los argumentos para despertar la curiosidad y el interés por las Humanidades no tienen un fundamento sólido, muy poca fuerza estaremos demostrando y muy poco interés vamos a suscitar en nuestros interlocutores.

Metodología

A partir de lo que, en su Crítica de la razón literaria, Jesús G. Maestro ha denominado: el «Pacto entre la Pluma y la Cruz», el acuerdo tácito de buena convivencia entre la Iglesia y los Humanistas de la Edad Moderna, criticaremos la praelectio académica que el humanista Josep Ramoneda pronunció el 12 de septiembre de 2018 en la Facultad de Letras de la Universidad de Lérida.

Discusión

En aquel solemne acto, el humanista Ramoneda dio diecisiete razones para sostener que, sin las Humanidades, los alumnos:

1. No podrán seguir creando sentido.

2. Permitirán que les escondan la complejidad de la realidad.

3. Serán incapaces de acercar su experiencia individual a las otras personas porque desconocerán las Artes y la Literatura, que son los aperos imprescindibles para conseguirlo.

4. No serán capaces de recuperar y reconocer el sentido trágico de la vida.

5. No recuperarán su condición de seres humanos. Esta capacidad de recuperación [dice Ramoneda] no nos la pueden dar las ciencias naturales.

6. No tendrán perspectiva para observar las cosas.

7. Convertirán en novedad aquello que no lo es.

8. No serán capaces de proteger los espacios de silencio y de pausa.

9. Se les morirá la desconfianza porque no serán capaces de mantenerla viva, no serán capaces de preguntarse el porqué de las cosas.

10. No sabrán que todo es falsable.

11. No sabrán desmontar el fantasma del mercado.

12. No sabrán evitar que los propietarios de los servidores de red los dominen.

13. No sabrán escaparse a la matematización.

14. No sabrán salir de la simplificación propia de la ciencia, no sabrán comprender la complejidad de la experiencia humana.

15. No serán capaces de desmontar falacias.

16. No sabrán darle el valor justo a cada palabra.

17. No sabrán deshacerse del homo economicus en el que nos han convertido.

Discutiremos estas cuestiones pero, fundamentalmente, criticaremos su origen –que se encuentra sintéticamente expresado en el punto 14–, la causa que lleva a Ramoneda y a otros defensores de las Humanidades a argumentar su defensa de forma tan deficitaria.

Conclusiones

Bajo la advocación del «Ignoranti quem portum petat, nullus suus ventus est» (Ningún viento es favorable para el que no sabe a qué puerto va), concluiremos que nada bueno cabe esperar de la promoción de una materia que no sabes defender.

Preguntas y comentarios al autor/es

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      Triana Sánchez Hevia

      Comentó el 21/04/2024 a las 16:04:31

      Hola Ramón, enhorabuena por tu ponencia. Me parece muy interesante. Querría saber cual es tu opinión acerca de las Bellas Artes. En mi experiencia como docente, he observado que su mala fama al no generar resultados "funcionales" la han convertido en el patito feo de las humanidades.
      Gracias.
      Un saludo.

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 21/04/2024 a las 18:38:19

        Hola Triana:
        Para estas cuestiones le recomiendo que le eche un vistazo a la teoría del genio construida por Jesús G. Maestro:

        https://www.youtube.com/watch?v=Qd1sQNBmM4k&list=PL8lFbeDDxfs7AfkVk0RNqIEmBIXsFOPts&index=1

        De forma muy resumida, diremos que un cuadro puede:
        1. Explicar de un modo conocido una idea conocida
        2. Explicar de un modo nuevo una idea conocida
        3. Explicar de un modo ya conocido una idea nueva
        4. Explicar de un modo nuevo una idea nueva

        Lo “funcional” que se le niega al arte es porque ese arte (1) no aporta nada o (2-3) porque aporta muy poco o bien porque (4) lo que aporta es un contenido crítico que los coetáneos del artista no pueden asimilar.
        Si al patito feo lo tienen por feo porque es realmente feo o un poco feo (1-2-3), que se ponga las pilas el patito feo o que muera.
        Si el patito no es feo pero hay alguno pillos, tramposos, impostores, sofistas, etc., que le cuelgan ese rótulo para neutralizarlo (4), entonces la funcionalidad del patito es total, pero es lógico que no quepa en la universidad.
        Mi impresión desde fuera es que, en general, en el mundo del arte hay mucho número 1-2-3 que se quiere número 4 o que nos lo venden como número 4 y ya no cuela, de ahí la mala reputación. Pero, como le decía, esta es una impresión desde fuera. Es muy probable que esté equivocado. Le traslado mi impresión porque usted me lo ha pedido.
        Lo único bueno que puede hacer un museo es mostrarnos aquellas obras que en su día fueron números 4.
        Si el museo te tolera es que tu fuerza crítica es asumible por él. Solo se tolera lo que es inofensivo o queda por debajo de tu umbral de tolerancia.
        Esto es lo que se me ocurre.
        Cordialmente,
        R.

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      María Teresa Pellicer Jordá

      Comentó el 30/03/2024 a las 20:29:38

      ¿Qué papel jugamos los docentes de cara a mejorar la imagen de las humanidades? Mil gracias por su ponencia. Es muy interesante.

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 31/03/2024 a las 08:04:26

        Hola, María Teresa:
        El profesor de literatura debe enseñar literatura a partir de los recursos más potentes que su siglo le proporciona para estudiar y explicar esos materiales literarios, es decir, a partir de la Teoría de la Literatura más potente de su siglo. Aplíquese esta divisa a todas las Áreas de Humanidades y olvidémonos de la tontería supremacista de que las Humanidades 'nos humanizan' o nos hacen 'más persona', porque no es cierto.

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      M.c. laura Irene Gaytán Bohórquez

      Comentó el 25/03/2024 a las 04:47:53

      Muy interesante el trabajo y para reflexión en varios ámbitos. En el educativo, por ejemplo en México, a partir de los modelos neoliberales, se quitaron las materias humanistas y se incrementaron las materias empresariales, con fines de competencia en el mercado, lo que ha propiciado una perdida de valores de convivencia y un fortalecimiento de del individuo egocentrista y antropocéntrico. Y esto ocurre en todos los niveles educativos, con evaluaciones rígidas y homogeneizantes, que responden a valores numéricos y claramente materialistas.

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 25/03/2024 a las 07:41:18

        Hola, Laura Irene:
        Con todos los respetos, pero no estoy de acuerdo con usted. El diagnóstico es certero, sin duda (“una perdida de valores de convivencia y un fortalecimiento de del individuo egocentrista y antropocéntrico”), pero estoy en contra de vincular estos efectos a la causa de no haber estudiado materias de Humanidades o al retroceso de estos estudios. Yo creo que la causa es otra.
        Según Gustavo Bueno (2016), la cultura no es más que una secularización del mito de la Gracia de Dios; dicho de otro modo: así como la Gracia de Dios elevaba al hombre por encima de la vulgaridad y la grosería del mundo, desde el ‘kulturkampf’ (la lucha por la cultura) de Bismarck, esta función recae en la Cultura. Ayer, cuanto más santo era el hombre, cuanta mayor Gracia de Dios había en él, mayor elevación lograba respecto de las inmundicias del mundo. Hoy, cuanto más culto es el hombre, cuanta más cultura hay en él, más elevación alcanza respecto de los individuos ineducados o de las bestias groseras y analfabetas o, directamente, como sostiene Ramoneda, respecto de aquellos que no han estudiado Humanidades. Bueno sostiene que tan mitológica es la idea de elevación por la Gracia de Dios, como la idea de elevación por la Cultura. Nosotros coincidimos con Bueno. ¿Por qué Hitler enviaba orquestas sinfónicas a otras naciones? Porque, según el mito, el espíritu sensible que aprecia la música adquiere una elevación que lo distingue de la bestia animal; si a Hitler le gustaba la música sinfónica, Hitler no podía ser ‘malo’.
        Incurren, por tanto, en el mito de la cultura, todos aquellos que creen que las Humanidades nos humanizan y que, sin ellas, seríamos menos humanos y que las humanidades nos mejoran y nos hacen más persona y más buenas personas.
        Planteado de forma más grosera: ¿Se atrevería alguien a afirmar que un catedrático de Literatura o de Historia del Arte es ‘más persona’ o que está ‘más humanizado’ que un fontanero o una enfermera? Yo sostengo que no y sostengo que quien afirme lo contrario debería conocer a más catedráticos, fontaneros y enfermeras. No, las humanidades no nos humanizan: esto es un mito. Insisto: ¿por qué un individuo que se dedica a las humanidades ha de ser ‘más humano’, ‘mejor persona’, etc., que uno que se ha dedicado toda la vida a la jardinería? Ahora bien, el mito funciona y tiene prestigio y son muchos sus cultores, pues qué pena. La universidad debería ser el lugar en el que se triturasen los mitos, no el punto de partida de su irradiación.
        Lo que a mi parecer explica la “perdida de valores de convivencia y un fortalecimiento de del individuo egocentrista y antropocéntrico” no es el repliegue de las humanidades, sino el “colonialismo cultural anglosférico-protestante” que sufren ustedes en México y nosotros en España.
        La que ha salido derrotada es la tradición greco-latino-hispano-católica, el Hermes católico (defensa del individuo pero también de su integración en el grupo), una serie de ideas-fuerza que, desde el siglo XVI se han enfrentado al Hermes protestante (el hombre solo) y el Hermes islámico (el hombre disuelto en el grupo). El Hermes católico era lo que siempre nos había orientado a la defensa de la vida, la salud y la compañía, a estar vivo y a no estar solo.
        Se lo resumo: la importancia de la ética (defensa de la salud y de la vida), de la moral (vida en comunidad, pervivencia del grupo, cultivo de la amistad), la conjugación de la ética y la moral (ejercicio de la piedad y la caridad, práctica de la generosidad), la importancia de tener una visión materialista de la vida (que nos permita desengañarnos de las apariencias y nos lleve a rechazar todo idealismo) y la necesidad de servirnos de la dialéctica, es decir, de la defensa de un racionalismo verdaderamente crítico para poder entender los distintos fenómenos de la realidad. En otro congreso hablé de esto, lo tiene usted aquí:
        https://www.youtube.com/watch?v=koqfymMnhH0&t=3s
        Yo, sinceramente, no entiendo a los defensores de las Humanidades, sí entiendo a los defensores del Hermes católico. ¿Han leído a Lorenzo Valla? ¿Han leído de verdad a Pico della Miurandola? ¿Han leído a Montaigne? A Montaigne… ¿lo han leído? ¿Ha leído usted lo que Montaigne dice de las mujeres? Se lo recuerdo:
        [El saber] es arma peligrosa que entorpece y perjudica a su dueño cuando está en mano débil e ignorante de su uso […] Puede que sea este el motivo por el que ni nosotros ni la teología exijamos mucha ciencia a las mujeres, y por el que Francisco, duque de Bretaña, hijo de Juan V, cuando le hablaron de su matrimonio con Isabel, hija de Escocia, explicándole que la habían educado con sencillez y sin instrucción alguna en las letras, respondió que lo prefería y que una mujer era bastante sabia cuando sabía distinguir la camisa del jubón de su marido.
        Si México está como está y ustedes siguen pensando que es por culpa del desprestigio de las Humanidades, no cabe esperar ningun bien para México. La anglosfera seguirá desarrollando su Hermes protestante: dividir, debilitar, corromper, destruir, imponer, someter y humillar. Y cuando a ustedes ya no les quede casi nada, entonces se verán obligados a servirles, como ya sucede hoy, a quedar sojuzgados de por vida por una deuda o yugo o remedo de la esclavitud. No, no era el Humanismo, era el Hermes protestante. Si ustedes no lo ven, se hunden.
        La anglosfera se lo ha quitado todo a México, todo. Lea o escuche a Juan Miguel Zunzunegui:
        https://www.youtube.com/watch?v=H1nbgIEnH8Q
        A México no le va mal porque no se lee a Montaigne. Si usted piensa así es que la fuerza del colonialismo anglosférico y el mito anglosajón de la cultura han domeñado su criterio.
        Tomás Pérez Viejo se refiere a México como ‘nación doliente’:
        «Una nación doliente significa que construye un relato en el que siempre aparece como la víctima de la historia, en espera de su resurrección; y esa es una peculiaridad profundamente negativa porque cuando uno se construye su imagen como pueblo doliente acaba siendo un pueblo doliente […] No somos aquello que somos, sino lo que nos contamos que somos. Cuando nosotros hacemos una reconstrucción de nuestro pasado como los vencidos de la historia siempre estamos esperando la resurrección, es una visión profundamente negativa que tiene efectos sobre el presente […] esa es la imagen que todo mexicano educado por el Estado mexicano para ser mexicano tiene en su cabeza, aunque no sepa que la tiene».
        Bien, pues esa visión es obra de la anglosfera. Me habla usted de evaluaciones numéricas… No, no es ese el mal. ¿El individualismo? Sí, eso sí, pero por la vía del Hermes protestante y por la vía de una leyenda negra que ustedes se repiten machaconamente y que los tiene empobrecidos y sojuzgados. Y son muchos los mexicanos que no lo ven. Y eso es bueno para la anglosfera.

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      Paloma del Henar Sánchez Cobarro

      Comentó el 22/03/2024 a las 16:48:28

      Estimado Ramón, me parece muy interesante tu disertación y las referencias que también incluyes en los comentarios. Mi pregunta es la siguiente, en función de lo que planteas, ¿Qué consideras que puede aportar la inteligencia artificial a las humanidades?
      Un saludo. Muchas gracias. Y enhorabuena por la ponencia.

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 22/03/2024 a las 17:30:58

        Hola, Paloma:
        Sinceramente, y le aseguro que sin el ánimo de hacer ningún chiste, le diría que aquello que la IA no veo que le pueda aportar al estudio de la literatura es, precisamente, inteligencia.
        La IA se convertirá en una hiperwikipedia pero jamás, porque es imposible, podrá decir cuáles son las tres negaciones que encontramos en este verso de Garcilaso: “el desigual dolor no sufre modo”. Esto, la IA no podrá hacerlo nunca, pero da igual; está de moda, viene de la anglosfera, aquí nos lo comemos todo con patatas, los profesores mediocres acaban de descubrir el Mediterráneo y están exultantes, etc. La IA, en lo que respecta a pensar la literatura (he dicho “pensar”), vale tanto como la actual Wikipedia, es decir, nada. La clave: ¿cuáles son las tres negaciones de este endecasílabo de Garcilaso? Silencio. La inteligencia, de repente, se apaga. Felices sueños.

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 22/03/2024 a las 17:38:00

        Perdón, me preguntaba usted por las Humanidades y le he contestado sobre lo que yo creía que la IA le podía aportar a la Literatura. Bueno, la respuesta no cambia: la IA es una hiperwikipedia, una Wikipedia que ha adquirido una cantidad de conocimiento inédita. Eso es lo que creo que puede aportar, que no es poco, pero tampoco es tanto.

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      Katterina Luz Konig Bustamante

      Comentó el 21/03/2024 a las 22:07:08

      Buenas tardes Ramón es una ponencia necesaria para estos tiempos y ha sido breve para mi gusto, como todo lo que hacemos en estos tiempos. Tiempos, que según por experiencia observo en educación y trabajo social, es necesario sobre todo en el ámbito de la literatura, que transmite las herramientas o competencias necesarias para comprender las experiencias de vida de otras personas. En este sentido, y en lo personal, estamos permanentemente creando Formación, Sensibilización y Concienciación a los civiles frente a discursos de odio, por ejemplo, ya que trabajo en una ONG.
      La pregunta es ¿de qué forma la Universidad y los académicos se involucran y se pre ocupan de llegar con sus estudios a la población común? ¿tenéis algún tipo de expectativa o experiencia pedagógica en torno a esto? Me refiero a acercar el pensamiento crítico o de análisis de la información en contextos vulnerables.

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 22/03/2024 a las 17:23:52

        Hola, Katterina Luz:
        Usted me pregunta: “¿de qué forma la Universidad y los académicos se involucran y se preocupan de llegar con sus estudios a la población común? ¿tenéis algún tipo de expectativa o experiencia pedagógica en torno a esto? Me refiero a acercar el pensamiento crítico o de análisis de la información en contextos vulnerables”.
        Yo soy profesor asociado; esto quiere decir que trabajo fuera de la universidad, pero que imparto allí unas asignaturas.
        Personalmente, me dedico a hacer lo que usted pregunta: entre otras ocupaciones, llevo más de diez años dirigiendo grupos de lectura (ha habido años en que he dirigido hasta cinco grupos de forma simultánea), soy jurado de distintos premios literarios, imparto cursos sobre literatura y escritura en entidades de todo tipo, etc., no puedo reproducirle mi CV. Digamos que estoy en la universidad y fuera de ella.
        Sucede que su pregunta es un tanto imprecisa, pues se refiere a “población común”, pero luego introduce la alusión a “contextos vulnerables”. Yo trabajo, habitualmente con “población común” (¿entran los jubilados en esta categoría o en la de los vulnerables?), pero también he impartido clases en Centros de Educación Especial.
        Mi respuesta a su pregunta es que sí hago lo que usted pregunta; si esto lo hace “la universidad”, así, en general, pues no lo sé. Sé que el Centro de Relaciones Internacionales y Cooperación de mi universidad trabaja con el “tercer y cuarto mundo”, pero no sé qué actividades o iniciativas concretas llevan a cabo, por eso me he centrado exclusivamente en lo que yo hago.

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      Dayhanne Jose Ureña Peralta

      Comentó el 21/03/2024 a las 21:13:13

      Estimado Ramón. Muchas gracias por esta interesante intervención. Quería preguntarle sobre el trasfondo académico y las motivaciones del autor o autores de la obra "Imposturas intelectuales" ( "Intellectual Impostures"), y la crítica hacia el uso de conceptos científicos por parte de filósofos e intelectuales posmodernos como Kristeva, Derrida, o Deleuze y cómo estos se han apoyado en la "obscuritas" para disfrazar su ignorancia sobre las ciencias, y así ascender en el mundo académico. ¿Por qué "oscurecer" un trabajo académico lo dota de "eficiencia" de cara al mundo académico, si en realidad, el trabajo fundamental del académico es "desvelar" lo que
      permanece oculto a los demás?
      Muchas gracias nuevamente por la atención.
      Un saludo afectuoso

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 22/03/2024 a las 17:09:34

        Hola Dayhanne José:
        Coincido con usted. Eso se da y se ha dado siempre. Los conceptos deberían ser claros y distintos, por el contrario, si nuestro interlocutor habla oscuro o no perfila bien sus ideas, lo más probable es que o no sabe de lo que habla o nos está engañando. La psicolingüística dice que “si lo tienes claro, lo dices claro”, de manera que aquel que no lo dice claro, como acabo de apuntar, es que no sabe o es que te está engañando. Hay otras posibilidades: que sepa, pero no se lo haya preparado, que tenga miedo escénico y eso le paralice, que esté pensando en otras cosas que le inquietan, etc., caben otras posibilidades, pero, si no son de orden secundario, diremos que el que habla oscuro es porque no sabe o porque te está engañando o por las dos razones al mismo tiempo.
        A partir de aquí, se deberá analizar en cada caso cuáles son las motivaciones del engaño, qué se persogue en cada caso. Lo último que yo he visto sobre la denuncia de estas cuestiones por medio de un ejercicio muy parecido al que hicieron Sokal y Bricmon es este: https://www.youtube.com/watch?v=kVk9a5Jcd1k&t=3s

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      David Rocha Romero

      Comentó el 21/03/2024 a las 18:02:34

      Gracias Ramón, muy interesante la ponencia y me viene a la mente la siguiente pregunta ¿cómo usar la literatura para enseñar, por ejemplo ciencia política? Usualmente recurro a los autores como Vargas Llosa, Rulfo, Borges, etcétera, para explicar el poder político y una segunda pregunta ¿qué opinas al respecto de esto, es decir el uso de la literatura para enseñar alguna ciencia?

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 21/03/2024 a las 19:42:37

        Hola, David:
        Yo disiento un poco de lo que usted plantea. No creo que la literatura sirva para enseñar nada, sino para poner a prueba la potencia de nuestro racionalismo crítico. Me explico…
        No por leer el amor o la pena, sabemos lo que es el amor y la pena, sino al contrario: porque conocemos el amor y la pena, los entendemos en la literatura. Cuando en la Égloga I de Garcilaso leemos:

        “Divina Elisa, pues agora el cielo
        con inmortales pies pisas y mides,
        y su mudanza ves, estando queda…”

        Debemoss advertir que aquí hay una idea: que la difunta Elisa, «estando queda», sin moverse, puede ver la mudanza del cielo. Esta idea nos remite inmediatamente a una de las cinco vías (quinque viae) de Santo Tomás (y al Libro XII de la Metafísica de Aristóteles), concretamente: a la vía del primer motor o motor inmóvil, aquel motor al que nadie mueve.
        El sentido de la comprensión lectora es el siguiente: porque conoces a Aristóteles y a Santo Tomás, entiendes el verso de Garcilaso, pero el verso de Garcilaso no te lleva a ellos.
        Siempre es así.
        Si leemos la Canción del pirata, de Espronceda, no entendemos cómo funciona una nación, pero si tu dispones de una teoría sobre las categorías políticas, entonces sí puedes ver los alcances, problemas, deficiencias y particularidades de las ideas políticas objetivadas por Espronceda en ese poema. Es al revés.

        “¿Qué opinas al respecto de esto, es decir el uso de la literatura para enseñar alguna ciencia?”
        Opino que no es el camino. Que el camino es en sentido inverso. Debemos disponer de una Teoría Política que nos permita leer y enfrentarnos críticamente a las ideas políticas objetivadas por los autores literarios.
        Hay que estudiar para leer, no leer para aprender.
        Se lee para someter a prueba la potencia de nuestra razón.
        Hay que tener presente que los contenidos políticos objetivados en esa obra literaria se entretejen con la fábula y los contenidos estéticos, no se presentan como en un tratado, de ahí su dificultosa aprehensión y el magnífico reto que nos presentan. Es que estos contenidos están roturados por la imaginación.
        Gracias.

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      Miguel Ángel López Muñoz

      Comentó el 21/03/2024 a las 06:31:00

      Muy sugerente el título de su ponencia y muy bien expuesta la aplicación de la teoría literaria de Maestro. En el relato teórico-histórico hablas del pacto entre la cruz y la pluma. Me gustaría que desarrollaras cómo se puede relacionar este pretendido pacto con la literatura anticlerical española, al menos desde el Arcipreste de Hita. Muchas gracias.

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 21/03/2024 a las 09:31:53

        Hola, Miguel Ángel:
        El pacto afecta a los dogmas. Lo que la Iglesia no puede permitir es que se toque el dogma. La literatura española de los Siglos de Oro, que es de la que me ocupo principalmente, no ha parado de ensañarse con los clérigos. Ahora bien, el dogma no se toca.
        Fíjese en estos versos de Garcilaso:
        Divina Elisa, pues agora el cielo
        con inmortales pies pisas y mides,
        y su mudanza ves, estando queda
        ¿por qué de mí te olvidas y no pides
        que se apresure el tiempo en que este velo
        rompa del cuerpo y verme libre pueda,
        y en la tercera rueda,
        contigo mano a mano,
        busquemos otro llano,
        busquemos otros montes y otros ros,
        otros valles floridos y sombros
        donde descanse y siempre pueda verte
        ante los ojos mos,
        sin miedo y sobresalto de perderte?
        Aquí se eleva a la amada a la condición de numen con capacidad de interlocución con el Altísimo («por qué de mí te olvidas y no pides…»), aunque el cielo en el que vayan a reunirse los amantes sea (irrupción pagana) «la tercera rueda» (el planeta o cielo de Venus) del 'De amore' de Marsilio Ficino.
        Lo que en estos versos se está poniendo de manifiesto es el Pacto entre la Pluma y la Cruz, entre los humanistas y la Iglesia. Al Humanista le son permitidas estas versiones a lo pagano mientras la osadía del poeta no cruce determinadas líneas o umbrales de tolerancia. No hay aquí una enfrentamiento, sino la prueba de una connivencia, de la vigencia de aquel pacto. La teología tolera, el paganismo juega. Este pacto prefigura al intelectual: al individuo aparentemente rebelde y crítico que vive del Sistema al que teóricamente se enfrenta. La subversión que Garcilaso hace de la metafísica cristiana podríamos decir que es la antesala de los 'atrevimientos' (controlados y condescendientemente permitidos por el Sistema) de nuestros intelectuales de ahora: un juego.
        El problema que plantea su pregunta es que no tengo nada claro qué cosa es la “literatura anticlerical española”. Si la literatura anticlerical es una literatura que va contra los clérigos y la institución de la Iglesia, no hay ningún problema, porque el 'pacto' lo que preserva es la Teología Dogmática. Hace unos días les cerraron un canal de YouTube (La Sacristía de La Vendée) a unos curas que criticaban a la Iglesia, es decir, que eran, de alguna manera, anticlericales, pero lo que no eran, ni se deduce de ninguna manera de su particular anticlericalismo, es antidogmáticos, es decir, herejes.
        No hay ninguna incompatibilidad entre el Pacto entre la Cruz y la Pluma y la literatura que critica a los clérigos. El mejor ejemplo de ello es el Quijote. Fíjese usted en el personaje del cura que no bautiza, ni administra la comunión, ni confiesa, ni casa, ni entierra, sino que “tiene sus puntas y collares de poeta” y del que se nos dice continuamente que es “un gran tracista”. Pero Pérez queda fatal, don Quijote no hace sino aporrear curas, insultarlos (“siempre os tuve por satanases del infierno”) y casi mata a alguno de ellos. Monipodio y su patio de ladrones son un trasunto de la Iglesia: jamás se ha visto criminales tan devotos. Esa asociación entre crimen y personas religiosas dice una crítica decididamente anticlerical, pero no antidogmática. Se critica a los hombres, el dogma no se toca.
        Si usted entiende el anticlericalismo de este modo, considero que ya he respondido a su pregunta.
        Si usted entiende que el anticlericalismo incluye también el ataque a la Teología Dogmática, entonces debo decir que no estoy de acuerdo con usted. Ese atidogmatismo, en la literatura de los Siglos de Oro, yo no lo veo.
        Creo que aquí se produce una confusión similar a la que plantea el tan pregonado diálogo interreligioso. Quienes hablan de diálogo interreligioso, en realidad se refieren a diálogo social, vecinal, institucional, etc., pues un diálogo interreligioso que atienda al núcleo de la religión no puede darse. Dos teólogos dogmáticos solo pueden dialogar según la primera acepción del término que da el DRAE. Un sacerdote cristiano dirá: «Trinidad» y el imán le responderá: «el Uno» y el otro: «Trinidad» y el imán: «el Uno», «Trinidad», «el Uno», «Trinidad» …y el diálogo se prolongaría de este modo hasta que algo o alguien los rescatase de este ocio, vergüenza o tortura sísifa. Si ninguno se aparta del dogma, solo hay diálogo en la primera acepción, es decir, diálogo de besugos; por el contrario, si el diálogo lograse modificar los postulados de uno de los interlocutores, este caería en la herejía: si se mueven, se acaban. Entonces, ¿cuál puede ser la materia sobre la que los religiosos de distintas confesiones pueden dialogar? La retórica. Todos pueden estar de cuerdo en que Dios es bondad, es amor, es paz, es nuestro Padre, etc. Por ahí sí pueden conducirse con toda paz, pero deberíamos ser conscientes de que, al desplazarnos hacia este tipo de delicuescencias teoréticas, estamos sustituyendo la realidad material por construcciones ideales o, directamente, delirantes.
        (Por si es de su interés: lo que acabo de decir sobre el diálogo interreligioso es lo que sostengo en otra ponencia que he presentado y que lleva por título: “Aborrecimiento del diálogo y elogio de la dialéctica”).
        Gracias.

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      José Andrés Domínguez-Gómez

      Comentó el 20/03/2024 a las 20:05:27

      Mi experiencia personal en la "venta" de las humanidades (...y las ciencias sociales en general) tiene que ver con: 1) Ser conscientes, asumir (soy sociólogo que trabaja a menudo con científicos/as clásicos/as e ingenieros/as) que las ciencias clásicas están legitimadas por la sociedad (y por tanto por los estamentos de poder también) como las que aportan soluciones a los grandes problemas actuales. 2) Mantener, conscientemente, cierta posición 'cínica', en la medida en que, sabiendo dicha posición de poder legitimado socialmente, acercarnos a esas ciencias (a quienes las ejercitan) ofreciendo nuestras capacidades. 3) Estas capacidades son cada vez más demandadas por los actores sociales (empresas públicas y privadas, gobiernos, sociedad civil...), que tienen dificultades de aplicar soluciones reales a problemas cotidianos. Difícil explicar esto sin ejemplos y en un comentario (que debe ser) breve.
      Tras la crisis de 2008, grandes gestores de fondos y empresas financieras de Wall Street despidieron físicos y matemáticos para contratar humanistas y científicos sociales. La razón de los tomadores de decisiones de estas empresas era que las humanidades comprendían mejor la complejidad social, y por tanto podían asesorarles de manera más holística y comprehensiva; es decir, con menor margen de error (...paradogicamente..., por la implicación cuantitativa) y con un enfoque más realista. Recordemos que hasta entonces ( y aún hoy, claro) los modelos matemáticos alimentaban de criterios erróneos las decisiones de riesgo de estas posiciones del mundo financiero. Y de hecho, a menudo se argumenta como la principal razón del crack financiero: toma de decisiones sobre porcentajes de riesgo generados por algoritmos matemáticos a los que les faltaban criterios para afinar el abanico de sucesos posibles que afectase a los escenarios futuros (post-decisionales).

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 21/03/2024 a las 07:28:58

        Hola José Andrés, muy interesante su experiencia.
        Paso a comentar algunos puntos:
        1.“Las ciencias clásicas están legitimadas por la sociedad como las que aportan soluciones a los grandes problemas actuales”.
        No sé a qué se refiere usted por ciencias clásicas. La ciencia es un fenómeno moderno.
        No veo de qué manera ‘la sociedad legitima’ estas ciencias. ¿Quién es ‘la sociedad’? ¿Cómo esta sociedad ‘las legitima’?
        ¿Me podría decir usted ‘un gran problema actual’ que haya resuelto la Literatura?
        2.“Mantener, conscientemente, cierta posición 'cínica', en la medida en que, sabiendo dicha posición de poder legitimado socialmente, acercarnos a esas ciencias (a quienes las ejercitan) ofreciendo nuestras capacidades”.
        ¿Usted en qué está pensando: en las ciencias o en las empresas?
        Entiendo lo que usted está diciendo pero no veo de ninguna manera cómo el ‘cinismo’ de un musicólogo le pueda ir bien a un físico (que entendemos que no puede practicar el cinismo). Entendemos que le puede ir bien a un individuo que tiene una empresa en la que hay físicos y musicólogos que no aportan sus conocimiento musicales, sino su cinismo. Entonces sí. Pero, ¿por qué el cinismo es patrimonio de los unos y no de los otros? ¿En qué momento de los estudios de Musicología aprende uno el cinismo?
        3.“Estas capacidades son cada vez más demandadas por los actores sociales que tienen dificultades de aplicar soluciones reales a problemas cotidianos. Difícil explicar esto sin ejemplos y en un comentario (que debe ser) breve”.
        Sí, muy difícil.
        4. “Tras la crisis de 2008, grandes gestores de fondos y empresas financieras de Wall Street despidieron físicos y matemáticos para contratar humanistas y científicos sociales”.
        Pues me parece muy bien. ¿Y mejoraron los beneficios? De ser así, ¿han seguido con esta dinámica?¿los científicos sociales les han seguido haciendo ganar dinero?
        5.“La razón de los tomadores de decisiones de estas empresas era que las humanidades comprendían mejor la complejidad social, y por tanto podían asesorarles de manera más holística y comprehensiva; es decir, con menor margen de error (...paradogicamente..., por la implicación cuantitativa) y con un enfoque más realista”.
        Entiendo que cuando usted dice que “las humanidades comprendían mejor la complejidad social” se refiere a los humanistas, a la gente de Letras, pero, ¿a quién? ¿Valen todas las disciplinas para esto o solo algunas de ellas? ¿La antropología sí, pero la sociología no, la literatura no, pero la historia del arte sí, etc.? ¿Cómo va esto?
        6.“Y de hecho, a menudo se argumenta como la principal razón del crack financiero: toma de decisiones sobre porcentajes de riesgo generados por algoritmos matemáticos a los que les faltaban criterios para afinar el abanico de sucesos posibles que afectase a los escenarios futuros (post-decisionales)”.
        Pues celebro que así sea. Si resulta que los de Letras tenemos esta potencia, sin duda nos espera un futuro muy prometedor. Yo no lo veo, pero entiendo que está usted más metido en estos asuntos y, obviamente, sabe más.

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      Josep Miquel Puertas Salas

      Comentó el 20/03/2024 a las 15:01:48

      ¿Cuál es su opinión sobre la relación entre las Humanidades y la capacidad de los individuos para crear sentido en sus vidas, como sugiere el autor? ¿Cree que esta relación es fundamental para la promoción de las Humanidades?

      El autor critica la forma en que se defienden las Humanidades, argumentando que es deficitaria. ¿Podría elaborar sobre cuál cree que es la causa de esta deficiencia en la argumentación y cómo podría mejorarse la promoción de las Humanidades en base a sus críticas?

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 20/03/2024 a las 17:20:20

        Hola, Josep Miquel:
        “¿Cuál es su opinión sobre la relación entre las Humanidades y la capacidad de los individuos para crear sentido en sus vidas, como sugiere el autor?”
        Me parece que esta potencia de las Humanidades a la que se refiere Ramoneda (“capacidad de crear sentido”) dice un ejercicio de soberbia o un grandísimo error. Me explico:
        1. En primer lugar: yo no sé qué significa “crear sentido”. Lo puedo intuir, pero la expresión es oscura.
        2. Si hay que entender que solo los estudiantes de Humanidades son capaces de “crear sentido”, entendido como desarrollar un determinado racionalismo, me parece una grandísima soberbia. ¿Acaso no hay sentido, razón, ‘logos’, en todo lo que hacemos? Y si Ramoneda está sugiriendo que el sentido que “crean” los de Humanidades es mejor que el de los demás, ¿en qué se basa?, ¿por qué ha de ser así?
        3. Si se refiere al ‘sentido de la vida’. Estoy de acuerdo en que ese sentido no se busca, sino que se crea. Lo que no veo de ninguna manera es la relación entre estudiar Humanidades y estar en mejor disposición que otros para “crear sentido” (entendido como darle sentido a tu vida).
        “¿Cree que esta relación es fundamental para la promoción de las Humanidades?”
        No, no, ninguna idea tan oscura como esta puede ser fundamento de nada.
        “El autor critica la forma en que se defienden las Humanidades, argumentando que es deficitaria. ¿Podría elaborar sobre cuál cree que es la causa de esta deficiencia en la argumentación y cómo podría mejorarse la promoción de las Humanidades en base a sus críticas?”
        Respondo a la primera de estas cuestiones en el vídeo de la ponencia (Pacto entre la Cruz y la Pluma, las ciencias en el XIX, el problema del poeta romántico, etc.). Respecto de la segunda, le invito a revisar las respuestas que he dado a las preguntas precedentes, pues me han preguntado sobre esta cuestión y ya he contestado. Lo digo para que no sea todo tan redundante.
        Gracias.

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      Fatine El Ghali Ghorafi

      Comentó el 20/03/2024 a las 13:33:29

      Buenas tardes Ramon, te felicito por tu excelente ponencia.
      Estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de una defensa en positivo de las humanidades.

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      Sandra Zucas Alonso

      Comentó el 20/03/2024 a las 12:08:33

      Hola Ramón, muy interesante tu ponencia. Es muy difícil para quienes estamos en las áreas de Humanidades y Ciencias Sociales justificar o argumentar lo que hacemos. Parece como que la investigación cualitativa, fenomenológica y hermenéutica, no estuviese a la altura de las ciencias "exactas", cuantitativas. Es muy necesaria la profundización y la reflexión sobre estas cuestiones.
      Muchas gracias
      Un saludo

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 20/03/2024 a las 12:57:07

        Gracias, Sandra.
        Para no repetirme, la invito a que revise mis respuestas a las preguntas precedentes. Creo que en su conjunto responden a la cuestión que usted plantea.

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      Angelica Rodriguez

      Comentó el 20/03/2024 a las 12:03:08

      Muchas gracias, Ramón, ramón por la ponencia. Estoy totalmente de acuerdo con la necesidad de una defensa en positivo de las humanidades. Sin embargo, me surge la duda sobre "dotar de conceptos y clasificaciones", dice usted, y siento que, el poeta romántico, en sus versos y en la tragedia de sus palabras también aporta conceptos y clasificaciones de la vida. Es cierto que no es ciencia, sino una percepción del mundo. ¿Le parece que solo un estudio científico de los materiales literarios podría ser también reduccionista para las humanidades?

      Muchísimas gracias, de verdad por sus reflexiones.
      Un saludo,

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 20/03/2024 a las 12:55:09

        Hola, Angélica:
        Esto es lo que entiendo que sí hicieron muy bien los románticos…
        Contra el mecanicismo de aquella ciencia incipiente, contra su perspectiva radicalmente fisicalista (solo existe lo corpóreo), lo románticos, al desarrollar sus autologismos, se hicieron con la exclusividad de la imaginación y la preservaron para el futuro. Así lo explica Jesús G. Maestro:
        “El Romanticismo surgió entonces como un movimiento absolutamente convicto y decisivo en este empeño fundamental: la sofistificación poética, estética y retórica de los materiales literarios y de la creación artística, destinada a superar, desde un racionalismo formalista, pero muy seductor, esto es, desde un racionalismo poético, las limitaciones que esa forma cientifista de razonar, mecanicista e ilustrada, había impuesto a la operatoriedad de la imaginación en el mundo real. La ficción literaria no sucumbe a la razón: la fagocita”.
        Para destruir el mito, la magia, la superstición y la religión, el rigor de aquellas ciencias las llevó a proscribir lo inmaterial, que quedó a plena disposición de los poetas y estos lo explotaron y robustecieron de una forma inédita:
        “La poética romántica fingió perder la razón, una razón de la que jamás se desprendió ni formal ni materialmente en todas y cada una de sus creaciones literarias, a fin de superar el racionalismo cientifista, mecanicista y chato de una Ilustración diseñada exclusivamente para satisfacer las necesidades de un materialismo grosero y primogenérico, es decir, de un materialismo desde el cual toda la realidad del Mundo interpretado quedaba formalmente reducida a una estructura mecanicista puramente física”.
        Esto es lo que sucedía a finales del XVIII y durante el XIX, pero esto, hoy, no puede seguir planteándose desde esta incompatibilidad. Así era entonces, pero si hoy seguimos perpetuando este enfrentamiento solo hacemos el ridículo. Pensar en estos términos es un anacronismo intolerable, un fósil que se quiere brújula de navegar universitarios, un grave error.
        Fijémonos en esta estrofa de la Rima IV de Bécquer:
        Mientras la ciencia a descubrir no alcance
        las fuentes de la vida,
        y en el mar o en el cielo haya un abismo
        que al cálculo resista;
        mientras la humanidad siempre avanzando
        no sepa a dó camina;
        mientras haya un misterio para el hombre,
        ¡habrá poesía! (2015, pp. 23-24)
        Las ciencias avanzan y amplían el mundo que interpretan con una velocidad y competencia que dejan pasmados a muchos literatos y entonces, estos, de forma párvula y tremendamente perezosa, acuden a la psicología que, como una magia contra su incapacidad, les regala el tesoro del autologismo (que los posmodernos elevarán, por razón de puro voluntarismo, a condición normativa: como tú lo sientes, así es). Los desafueros de ahora se encuentran ‘in nuce’ en muchos poetas del XIX, los más graves perjudicados por el desmoronamiento de la figura y el estatus de que gozaban los humanistas. No les queda nada. Y por eso el poeta se inventa un campo categorial, el de la poesía, que empezará donde terminen las otras ciencias («Mientras la ciencia a descubrir no alcance…») y que encontrará en las tribulaciones del yo la respuesta universal que aquellas no alcanzan. Los conocimientos a los que vosotras no llegáis –les dice el poeta a las ciencias– son el campo en el que yo me muevo; mi materia es todo lo que escapa a vuestros teoremas.
        El problema es que hay tantos poemas como realidades. Aquí estamos yendo al problema de la ‘verdad’ de la literatura, que ahora no puedo tratar.
        Yo entiendo el estudio científico como aquel se fundamenta en conceptos y clasificaciones sistemáticamente organizados y entiendo que habitualmente, cuando no nos regimos por este criterio, acabamos acudiendo a la psicología (el ego), la retórica (el juego), la doxografía literaria (el recreo) y la ideología (el credo); en otras palabras: la psicología (lo que pienso), la retórica (formas lingüísticas que no remiten a ninguna realidad material), la doxografía literaria (la erudición acrítica) y la ideología (las consignas e ideologemas que convienen a mi gremio).
        La pregunta que le haría, Angélica, a partir de lo anterior, es la siguiente: ¿Cuál diría usted que es la naturaleza del conocimiento que nos proporciona el poeta romántico: psicológica, retórica, ideológica, doxográfica, científica o de qué tipo?
        Gracias.

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      Pilar Irala Hortal

      Comentó el 20/03/2024 a las 10:18:39

      Muchas gracias, Ramón, por su reflexión y aportaciones. Ciertamente vivimos en un mundo en el que comprender la existencia de las Ciencias Humanas ya es complicado, así que intentar que los jóvenes la acepten y comprendan es aún más arduo. Entiendo que las Ciencias humanísticas, tal y como me enseñaron en la universidad, son Ciencias por el uso que hacen del método científico, pero está claro que debemos ir más allá para promocionar las Humanidades. Es posible que explicar esta cuestión del método sea la parte fácil, pero ¿cómo explicamos que las Humanidades tienen un valor histórico, social y cultural fundamental para el ser humano y la sociedad, así como para su evolución, de la misma manera que el estudio de la química orgánica, por ejemplo, es importante para el descubrimiento de nuevos fármacos y, por tanto, tienen una aplicación en la modernización y avance de las civilizaciones?. Muchas gracias.

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 20/03/2024 a las 12:36:33

        Hola, Pilar:
        Su pregunta es muy interesante: “¿Cómo explicamos que las Humanidades tienen un valor histórico, social y cultural fundamental para el ser humano y la sociedad, así como para su evolución, de la misma manera que el estudio de la química orgánica, por ejemplo, es importante para el descubrimiento de nuevos fármacos y, por tanto, tienen una aplicación en la modernización y avance de las civilizaciones?”
        En otras respuestas he remitido a quienes me preguntaban a la versión escrita de esta ponencia, pero veo que todas las preguntas van en este sentido, de modo que reproduzco, seguidamente, la parte final de mi artículo:
        Procedemos a hacer una defensa telegráfica del sentido y la pertinencia del estudio de la literatura.
        La literatura existe, es una realidad ontológica: existen los autores, las obras, los lectores, los editores, los impresores, los libreros, etc.
        Todas las realidades, todos los fenómenos, todo lo que hay, debe estudiarse. Pensemos en el diálogo del Parménides (2008) que reproducimos seguidamente:
        “Y en lo que concierne a estas cosas que podrían parecer ridículas, tales como pelo, barro y basura, y cualquier otra de lo más despreciable y sin ninguna importancia, ¿también dudas si debe admitirse de cada una de ellas, una forma separada y que sea diferente de esas cosas, que están ahí, al alcance de la mano? ¿O no? ¡De ningún modo!, repuso Sócrates... Claro que aún eres joven, Sócrates –dijo Parménides–, y todavía no te ha atrapado la filosofía tal como lo hará más adelante, según creo yo, cuando ya no desprecies ninguna de estas cosas” (p. 43).
        Las obras literarias son uno de los materiales literarios fundamentales.
        Estas obras, por tanto, como materia presente en nuestra realidad, deben estudiarse. No vamos ahora a explicar el cómo, sino el por qué. Para ello necesitamos saber cuáles son los constituyentes de una obra literaria.
        Siguiendo la Ontología de la literatura de la ‘Crítica de la razón literaria’ (2022b), vemos que los materiales que constituyen una obra literaria, su ontología, son tres: la fábula, los contenidos estéticos y poéticos y los contenidos lógicos.
        Glosado de manera simplicísima, diremos que una obra literaria es una historia (fábula) explicada de un determinado modo (contenidos poéticos y estéticos) en la que se objetivan unas determinadas ideas (contenidos lógicos). A ello hay que sumar que estos tres constituyentes se dan en ‘symploké’, es decir, de forma entretejida, de forma conjugada, de manera que una cosa son las ideas que trabajan en la ‘symploké’ (las ideas que se conjugan con la fábula y los contenidos estéticos y poéticos) y, otra, las ideas que resultan de esa conjugación. A partir de aquí, entendemos que la lectura consiste en identificar la ‘symploké’ construida por el autor en la obra literaria y enfrentar nuestro racionalismo crítico a las ideas que resultan de ella.
        En virtud de lo anterior, tenemos que en la obra literaria se dan dos contenidos del campo de la imaginación (fábula y contenidos estéticos) y un elemento del campo de la razón (ideas) y que los tres elementos están conjugados entre sí, de manera que se pueden distinguir pero no se pueden separar.
        En la universidad no podemos leer para entretenernos, no podemos limitarnos a trabajar las fábulas, y tampoco podemos abordarlas como se haría en una escuela de escritura porque la universidad no es una escuela de escritura.
        En la universidad no deberíamos obcecarnos con los contenidos estéticos. La obra literaria es irreductible a la estética. La frase corta o la esticomitia, la ausencia de adjetivos, el laconismo, la sobriedad expresiva, etc., no son ni mejores ni peores que la metáfora sofisticada, el uso de oraciones subordinadas y de relativo, las tiradas de tres adjetivos y el preciosismo léxico.
        La obra literaria tampoco puede reducirse a las ideas porque esas ideas, al estar conjugadas con las fábulas y los contenidos estéticos, pueden llegar a significar lo contrario de lo que literalmente expresan.
        La ‘symploké’ o conjugación entre los tres contenidos (fábula, estética y lógica) da lugar a un racionalismo que exige al lector un gran esfuerzo crítico y que pone a prueba, de hecho, la potencia de su racionalismo crítico. Leer no es más que eso: poner a prueba la potencia de nuestro racionalismo crítico enfrentándolo al racionalismo literario construido por los autores en cada una de sus obras.
        ¿Cuál es nuestro principal argumento para ‘vender’ el estudio de la Literatura?
        Que nuestros alumnos adquirirán una competencia crítica muy singular, pues la lectura les exigirá una especial ductilidad a la hora de construir y usar su racionalismo crítico. Y a ello hay que sumar que el estudio de las literaturas nacionales nos permite enfrentarnos al Hermes (al conocimiento político que se considera virtuoso, a aquello que es bueno y conveniente para el gobierno de la casa y el gobierno de la república) de nuestra nación y al de otras naciones (Literatura comparada) a partir del vehículo que tradicionalmente se ha usado para enfrentar estas cuestiones: las obras literarias. La literatura ha sido secularmente el ariete de la lucha para abrirnos paso hacia mayores cuotas de libertad. La ficción, en este sentido, ha sido un arma de destrucción masiva de mitos, dogmas, creencias, supersticiones, prohibiciones, ideologemas y cualesquiera otras formas de irracionalismo, control y sofistería. La trituración de lo incuestionable, lo sagrado o lo prohibido es la razón de ser de las mejores obras, de aquellas que, según la Genealogía de la Literatura de la ‘Crítica de la razón literaria’, conceptualizamos como Literatura Crítica o Indicativa (Maestro, 2022c). El conocimiento de esta tradición, de la lucha emancipadora que la literatura ha mantenido a lo largo de los siglos, y la adquisición de una potencia crítica capaz de hacer frente a un racionalismo que resulta de la conjugación de dos contenidos de la imaginación (fábulas y contenido estético) y un contenido de la razón (contenido lógico) son razones más que suficientes para justificar la enseñanza de la Literatura y, en consecuencia, para justificar los sueldos de los profesores de secundaria y universidad que se dedican a esta labor. Lo que no vemos que pueda justificarse de ninguna manera son los sueldos de los profesores de literatura que se sirven de la literatura para cualquier otra finalidad que no sea la que acabamos de concretar.
        ¿Cómo se pueden vender las Humanidades?
        Por áreas. Digan los de Bellas Artes qué sentido tiene el estudio de las Bellas Artes y díganlo también los de Historia, Sociología, Musicología, etc. Y véase el conjunto. Y súmense las potencias reales de todo lo anterior, sin que la mentira aumente su peso, y que el resultado se convierta en publicidad de las Facultades de Letras. Y que no se busque ninguna acomplejada exclusividad de las Letras, ninguna patrimonialización o jerarquización del conocimiento y la crítica, como si el álgebra superior estuviese por debajo de la lógica silogística o como si la Lingüística no fuese capaz de lograr determinados umbrales de cientificidad. Por ahí, no. Cuando las Humanidades se arrogan unas potencias que no tienen solo engañan a aquellos que están presos en el mito de la cultura”.
        Su pregunta, Ana, es muy interesante, pero parte de un principio asentado un poco peligroso: que las “Humanidades tienen un valor histórico, social y cultural fundamental para el ser humano y la sociedad”. Se lo negaré y, al mismo tiempo, le daré la razón: No estoy de acuerdo en lo que usted afirma, lo fundamental no es eso, lo fundamental es: estar vivo y sano. Lo demás viene después. Frente a la defensa de la vida, una sonata o una primera edición del Quijote es una ridiculez. Pero llevaría usted razón, si a lo anterior (me permito ponerme en su lugar), me objetase usted que la defensa de la vida y la salud proviene de la tradición greco-latino-hispano-católica, del Hermes católico, de una serie de ideas-fuerza que, desde el siglo XVI se han enfrentado al Hermes protestante (el hombre solo) y el Hermes islámico (el hombre disuelto en el grupo). Llevaría usted razón, si entendiese las Humanidades no como una receta para la paz en el mundo, la fraternidad, el irenismo, los Derechos Humanos, etc., sino como la historia de unas ideas-fuerza, de una concepción del mundo, de un Hermes, que siempre se han orientado a la defensa de la vida y a la compañía, a estar vivo y a no estar solo. En otro congreso hablé de esto, lo tiene usted aquí:
        https://www.youtube.com/watch?v=koqfymMnhH0&t=3s
        Gracias.

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      Ana Luz Ramos Soto

      Comentó el 19/03/2024 a las 23:23:37

      para mi creo que la filosofía es tan importante como los valores hoy en día que a través de tanto conocimiento y de acuerdo a las políticas implementadas en América Latina y el Caribe los jóvenes están abandonando los estudios y con la tecnología les interesa otras cosas que el nuevo conocimiento

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 20/03/2024 a las 12:16:07

        Hola, Ana:
        Yo entiendo que no se puede hablar de “la filosofía” porque no existe esta abstracción. La filosofía siempre es adjetiva: filosofía de la música, de la religión, de la guerra, del derecho, de la política, etc. Cuando una enfermera que está haciendo su tesis doctoral sobre cuidados paliativos se pregunta por la diferencia entre ‘morir’ y ‘fallecer’ está haciendo filosofía. Por tanto, no existe ‘la filosofía’ en abstracto, sino muchas filosofías dedicadas a pensar una serie de categorías; por eso la filosofía siempre es un saber de segundo grado, porque trata de un saber de primer grado.
        A lo anterior hay que sumar que no todas las filosofías son y valen lo mismo. Para determinar esta cuestión, usted necesita disponer de un criterio para entenderlas. ¿La filosofía de la que usted habla es crítica o acrítica, sistemática o asistemática, racional o irracional, idealista o materialista? Según se caractericen por uno o varios o todos los puntos que acabamos de mencionar, una filosofía se revelará más competente que otras.
        Defender la filosofía en abstracto, igual que defender las humanidades en abstracto o los valores, no me parece un acierto. Cuando usted menciona que “los valores” son importantes, ¿por qué no los enumera?, ¿cuáles son esos valores? Yo lo que critico en mi ponencia es la defensa de todo esto desde abstracciones, mitos e ideologías. No voy contra las Humanidades, voy contra quienes las defienden mediante sofismas y paralogismos.
        Muchas gracias.

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      Martín Cutberto Vera Martínez

      Comentó el 19/03/2024 a las 22:14:16

      Muy estimado compañero Ramón: de verdad muy interesante su ponencia y me permito hacer el siguiente comentario: en primer lugar, todos compartimos el decaimiento del interés por las ciencias sociales en su conjunto, tanto en la sociedad, en las propias instituciones académicas o en la producción científica. Hay un serio condicionamiento hacia los productos "concretos", que van ganando terreno paulatinamente. Como dijera Zigmund Bauman, todo se referencia hoy hacia lo inmediato, comercializable y específico. Sin embargo, en mi campo que son las políticas públicas, siempre les comento a los alumnos lo que expresa Wayne Parsons en un texto de políticas públicas en donde se pregunta qué es lo que vendemos los científicos sociales y responde que son argumentos y los argumentos se construyen a partir de tres elementos, a saber conocimiento, datos y fuentes de calidad de la información. Esto lo remarco frente a las presiones que tienen los estudiantes para aprender cosas manipulables y concretas, como señala, "matematizables", lo cual es un contrasentido cuando precisamente nos quejamos de que las sociedades contemporáneas cada vez están más deshumanizadas. No sé qué opine, pero pienso que la ciencia política, la administración pública o la arquitectura no pueden prescindir de la filosofía, la lógica o la estética. En este último caso, por ejemplo, gestionar ciudades sin estética sería crear una anarquía comercial contra-humana y esto es algo que no debe ser permisible. Gracias por sus aportaciones y felicidades!

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 20/03/2024 a las 09:22:13

        Gracias.
        Para un marco general sobre las Humanidades, le remito a la respuesta que le he dado a F.J. Cristòfol y, sobre todo, al vídeo de mi ponencia.
        Voy a centrar mi respuesta en el párrafo final de su pregunta:
        “No sé qué opine, pero pienso que la ciencia política, la administración pública o la arquitectura no pueden prescindir de la filosofía, la lógica o la estética. En este último caso, por ejemplo, gestionar ciudades sin estética sería crear una anarquía comercial contra-humana y esto es algo que no debe ser permisible”.
        No defiendo que no haya Humanidades, simplemente digo que si la defensa de las Humanidades pasa por la defensa del Mito de la Cultura (ver mi respuesta a F.J. Cristòfol) o por entenderlas como una suerte de contrapunto o contrapoder a las ciencias, entonces, digo, las Humanidades no sirven para nada y no veo de qué manera se pueden defender. Contra estos dos errores, defiendo la aproximación científica a los materiales propios de las distintas “ciencias” que englobamos bajo el rótulo de Humanidades. Lo que digo es que el valor, la utilidad, el sentido o la pertinencia de la enseñanza de la Literatura no puede defenderse con mitos y retóricas. El estudio y la enseñanza de la Literatura debe hacerse a partir de conceptos y clasificaciones sistemáticamente organizados que nos permitan tratar esta materia de forma competente. Lejos de enfrentarnos a la ciencia, es a la ciencia, precisamente, hacia donde debemos ir. No digo que la Literatura lo sea, digo que contra todas las aproximaciones fraudulentas (psicologismos, retóricas, ideologías y doxografías), hay otra aproximación a la Literatura. Y la Literatura sí tiene utilidad y es muy concreta y si alguien está interesado en esta cuestión, que lea mi ponencia. Y digo que si no es a partir de la noción de ‘experto’ contra las nociones de ‘intelectual’ o ‘humanista’, vamos muy mal.
        Muchas gracias.

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      F.J. Cristòfol

      Comentó el 19/03/2024 a las 21:58:06

      Hola, Ramón:
      La ponencia me resulta muy interesante y me lleva a reflexionar sobre la manera en que se percibe y se defiende el valor de las Humanidades en la sociedad contemporánea. Por supuesto, evoca a algún autor contemporáneo como Nuccio Ordine y su "La utilidad de lo inútil". Desde las Humanidades es muy importante plantear la necesidad de ir más allá de una visión utilitaria y superficial de nuestras áreas, reconociendo su importancia para la formación integral de las personas y para el desarrollo de una sociedad más humanizada... y que tanto nos hace falta.
      ¿Cómo crees que podemos fomentar una comprensión más profunda y una apreciación genuina de las Humanidades en la sociedad contemporánea, superando la tendencia a evaluar su valor únicamente en términos de utilidad práctica y económica?

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 20/03/2024 a las 09:00:53

        Con todos los respetos, F. J. Cristòfol, pero no estoy de acuerdo con uu punto de partida. ¿Ha visto usted el vídeo de mi ponencia? En el vídeo hablo del Mito de la Cultura. La respuesta que le voy a dar ahora, la he dado en el vídeo. De todos modos, voy a ello. Esto es de la versión escrita de mi ponencia:
        Según Gustavo Bueno (2016), la cultura no es más que una secularización del mito de la Gracia de Dios; dicho de otro modo: así como la Gracia de Dios elevaba al hombre por encima de la vulgaridad y la grosería del mundo, desde el ‘kulturkampf’ (la lucha por la cultura) de Bismarck, esta función recae en la Cultura. Ayer, cuanto más santo era el hombre, cuanta mayor Gracia de Dios había en él, mayor elevación lograba respecto de las inmundicias del mundo. Hoy, cuanto más culto es el hombre, cuanta más cultura hay en él, más elevación alcanza respecto de los individuos ineducados o de las bestias groseras y analfabetas o, directamente, como sostiene Ramoneda, respecto de aquellos que no han estudiado Humanidades. Bueno sostiene que tan mitológica es la idea de elevación por la Gracia de Dios, como la idea de elevación por la Cultura. Nosotros coincidimos con Bueno. ¿Por qué Hitler enviaba orquestas sinfónicas a otras naciones? Porque, según el mito, el espíritu sensible que aprecia la música adquiere una elevación que lo distingue de la bestia animal; si a Hitler le gustaba la música sinfónica, Hitler no podía ser ‘malo’.
        Incurren, por tanto, en el mito de la cultura, todos aquellos que creen que las Humanidades nos humanizan y que, sin ellas, seríamos menos humanos y que las humanidades nos mejoran y nos hacen más persona y más buenas personas.
        Planteado de forma más grosera: ¿Se atrevería alguien a afirmar que un catedrático de Literatura o de Historia del Arte es ‘más persona’ o que está ‘más humanizado’ que un fontanero o una enfermera? Yo sostengo que no y sostengo que quien afirme lo contrario debería conocer a más catedráticos, fontaneros y enfermeras. No, las humanidades no nos humanizan: esto es un mito. Insisto: ¿por qué un individuo que se dedica a las humanidades ha de ser ‘más humano’, ‘mejor persona’, etc., que uno que se ha dedicado toda la vida a la jardinería? Ahora bien, el mito funciona y tiene prestigio y son muchos sus cultores, pues qué pena. La universidad debería ser el lugar en el que se triturasen los mitos, no el punto de partida de su irradiación.
        Respecto a su otra pregunta: “¿Cómo crees que podemos fomentar una comprensión más profunda y una apreciación genuina de las Humanidades en la sociedad contemporánea, superando la tendencia a evaluar su valor únicamente en términos de utilidad práctica y económica?”. La pregunta por la utilidad es siempre muy tramposa (no me refiero a que usted lo sea, digo, en general), pero, si tuviésemos que responder a esta cuestión, yo sostengo que la verdadera enseñanza de la Literatura tiene una grandísima utilidad y solo quien desconoce lo que la Literatura es y, sobre todo, lo que ha sido la Historia de la Literatura española, puede plantearse estas cuestiones. Sí, claro que hay utilidad, otra cosa es que haya individuos que se dediquen a la enseñanza de la Literatura y lo desconozcan, o que lo desconozca el Ministro, pero esto ya es otra cuestión. ¿Cuál es esa utilidad? Les remito a mi ponencia escrita. Gracias.

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      Eva Guarddon Baldazo

      Comentó el 19/03/2024 a las 21:17:27

      Que ponencia tan interesante y, también qué necesaria hoy en día, que aún se siguen dejando atrás las humanidades. ¡Felicidades!

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        Ramón de Rubinat Parellada

        Comentó el 20/03/2024 a las 09:04:54

        Gracias, pero le remito a la respuesta que le he dado a F.J. Cristòfol. Si las Humanidades son una plataforma para hacernos ‘más humanos’ o ´más persona´, porque `las Humanidades nos humanizan´, yo estoy muy a favor de la desaparición de las Humanidades. Digo, para que conste, que soy profesor de Literatura. Como le decía, esto lo he medio explicado en la respuesta a F.J. Cristòfol.


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